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¿Por qué deberías contratarme?

Es una pregunta que me he repetido infinitas veces.

Te voy a ser claro. No tengo ni idea.

Supongo que depende a quién le preguntes, no es lo mismo que le preguntes a mi padres, que le preguntes a mi novia, o a mis colegas de toda la vida.

Unos te dirá que soy el mejor del mundo, otros te dirán que no les presto la suficiente atención, otros te dirán que soy único, un tanto disperso, un poco cabezón, creativo, indeciso

Yo mismo he intentado contestarme a mi mismo mil veces, y mi respuesta cada vez era una.

De niño nunca fui el primero en ser escogido para jugar el partido en el recreo, me valía con no ser el último, pero sudaba como el que más y me divertía como nadie.

A lo largo de mi vida, he explorado muchos caminos. Y cada uno de esos caminos me ha formado como artista multidisciplinar. Me considero un aprendiz eterno, siempre buscando mejorar. Y cuando me obceco en algo, puedo ser muy bueno en ello.

Si tuviera que describirme, pondría un ejemplo muy gráfico, soy aquel chico que se enamora de una chica y no puede dejar de mirarla, ella no se fijaría en él de primeras, pero conociéndome, poco a poco acabaría encandilándola. Soy profundo, tierno como nadie, luchador a más no poder, indeciso frente a las decisiones más insignificantes que puedas imaginarte, pero valiente como ninguno cuando una decisión es importante.

Cuando me conoces, te caigo bien, es imposible que no te caiga bien.

Lo que me pasa es que me cuesta, soy tímido al principio, pero cuando hay que estar en primera línea en la batalla, ahí estaré.

¿Por qué deberías pagarme por ello?

Porque ganaras un profesional dedicado, orgulloso del sitio por el que pisa, con ganas de aportar todo lo posible. Con ganas de  destacar. Con ganas de aprender todo y más.

Mi madre siempre me recuerda cuando aprendí a hacer divisiones. Día tras día, lo intentaba y no lo conseguía. Mi madre comenzaba tratandome con dulzura, pero poco a poco la desesperación se apoderaba de ella.

Me lo explicaba una vez, otra, otra, otra…

No había forma.

Mi madre, a parte de criarme a mí tenía que cuidar a mis dos hermanos, ocuparse de la economía doméstica y esas cosas.

Por mi parte no me quedaron más narices que seguir intentándolo, una vez tras otra, hasta que al decimoquinto chillido llamando a mi madre, lo había logrado.

Os sorprenderá saber que fui muy bueno haciendo divisiones, me flipaba hacer divisiones, ese año fui el mejor de la clase haciendo divisiones.

Hoy en día, no sé hacer divisiones.

Es una pequeña anécdota, perfectamente extrapolable a mi vida. Lo dejo todo por ser el mejor en lo que hago.

Soy un inconformista, basta ya de tópicos, por favor, lo habrás leído o escuchado mil veces, pero es la verdad, soy honesto a más no poder.  Nunca me conformo con lo fácil. Me gustan las soluciones ingeniosas, los caminos intrincados, la disparidad de opiniones y sobre todo necesito crear. Necesito que mi trabajo me permita dar rienda suelta a mi imaginación, que me suponga un reto constante.

Además soy adicto al estrés, me gusta enfrentarme a situaciones límites y lograr superarlas me provoca una tranquilidad interior incomparable con nada.

No quiero aburrirte.

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Mi web es un amasijo de lo que soy, de lo que puedo llegar a ser.

Si te interesa conocerme puedes contactarme por cualquier medio.

Pepe.